Mayo 19 de 2016
José Ángel Hernández García dirige el Departamento de Historia y la Escuela de Filosofía y Humanidades de la Universidad Sergio Arboleda y reclama en esta entrevista que la educación se esté olvidando de los humanistas, que no los esté formando integralmente.
Las consecuencias de esto se ven directamente en la sociedad. El mercado laboral reconoce gerentes o líderes empresariales que enfocan el 100 % de su atención en salvaguardar intereses corporativos y financieros sin tener en cuenta características personales y arandelas de la propia coyuntura.
José Ángel, ¿hemos abandonado en Colombia las humanidades por lo pecuniario o por satisfacer nuevos intereses de nuevas generaciones?
Sí, pero en parte. Han proliferado en los últimos tiempos pregrados y posgrados en Colombia que, a pesar de no ser estrictamente programas de humanidades, incluyen en su programa asignaturas humanísticas como camino a una formación integral del profesional.
¿Cualquier profesional debe ver materias humanísticas en su formación de pregrado?
Creo que es vital una proporción obligatoria y reglada de asignaturas humanísticas en cualquier programa académico. No solo por ser la única manera de conseguir un profesional íntegro sino alguien con una moral y una ética sana y solidaria. Es inadmisible un profesional del periodismo que se entere de una crisis en una parte del mundo y tenga que correr a un atlas para ver dónde está ese país, o un economista que no sepa que las corrientes económicas son consecuencia de cambios sociales.
¿Sin esa formación humanística se puede comprender la realidad?
Muchas de las estupefacciones en los líderes de la sociedad actual con lo que está pasando en el mundo se dan por su desconocimiento de nuestro pasado y de los hechos históricos pretéritos. Nada de lo que ocurre no pasó antes ya.
Usted ha propuesto implementar en las universidades “programas de estudios interculturales”, pero ¿hay en Colombia ese interés por parte de los estudiantes? ¿No será que falta modernizar el modelo de enseñanza en humanidades?
La pregunta ya plantea el problema: "¿hay en Colombia ese interés por parte de los estudiantes?". Los estudiantes no pueden marcar la pauta de lo que se ha de estudiar o de qué materias son necesarias, para eso están los que ya pasaron por las aulas, que tienen un conocimiento madurado. Si yo le preguntó a mi hijo qué es lo mejor para su alimentación me dirá que las chupetas. El alumno debe de estudiar costándole esfuerzo, no podemos adaptar los pénsum a la ley del mínimo esfuerzo. Además, mi experiencia me dice que la asimilación de las humanidades por los alumnos no tiene problemas si el profesor es bueno. Curiosamente suelen encontrar más rechazo las asignaturas de humanidades en los directores de programas, en decanos encorsetados por unos créditos planteados desde las instituciones académicas estatales.
Finalmente, ¿por qué sostiene que las instituciones académicas parecen haber ayudado a imponer una “desalmada y despiadada competitividad”?
Lo digo porque las universidades, no todas, se han convertido en academias de técnicos, con planes de estudio para ese nicho más que para uno pensante, que es lo que se suponía hasta ahora del egresado de una universidad.
“La nuestra, una educación de saberes desintegrados”
Rodrigo Muñoz Grisales, fundador de la maestría en Ciencias de la Administración y el Doctorado en Administración en la Eafit, publicó en junio pasado un texto en El Tiempo analizando la situación. “La formación integral no es ‘saber un poco de todo y mucho de nada’, ni adquirir una buena cultura general, como podrían pensar los amigos de la focalización educativa en las áreas ‘útiles’ del conocimiento, dijo Muñoz, quien preside la red Pilares.
“Estudiar materias científicas, técnicas y matemáticas, por un lado, o humanísticas, por otro, contribuye poco a la formación integral de la persona (…) El pénsum de todo programa de primaria, secundaria, pregrado o posgrado debe ser concebido integralmente como la formación que pretende generar. Debe formar a la vez para el trabajo, la vida y la convivencia. No para las pruebas x o y, ni para las exigencias de acreditación de tal o cual entidad”, finalizó.
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